viernes, 6 de mayo de 2011

LA MUERTE TIENE PERMISO

La historia transcurre en lo que parece ser un juzgado (nunca se aclara del todo) donde ingenieros y ejidatarios discuten sobre los diferentes problemas agrarios. Una vez que los primeros han expuesto las diversas maneras en las que quieren ayudar a los ejidatarios, es el turno de hablar de los últimos. Después de varios intentos fallidos por una expresión clara, se designa a Sacramento como el portavoz de los ejidatarios.

Expone su problema: el presidente municipal. Éste les robó las tierras, cobró falsos y muy elevados intereses, y mató al hijo de Sacramento cuando fue a reclamarle las tierras, entre muchas otras cosas. Por esto hacen la petición ante el presidente de la asamblea para que les den permiso para matar al presidente municipal. Trás ciertas objeciones, el permiso les es concedido. No obstante, el presidente de asamblea e ingenieros se topan con la sorpresiva respuesta de Sacramento: “Pos muchas gracias por el permiso, porque como nadie nos hacía caso, desde ayer el presidente municipal de San Juan de las Manzanas está difunto”

                                                                                                      Edmundo Valadés

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